sábado, 29 de agosto de 2009

Estuvimos ahí. Volveremos




Recuerdos de una Etnografía


Parte V


[...] si uno desea comprender lo que es una ciencia, en primer lugar debería prestar atención, no a sus teorías o a sus descubrimientos y ciertamente no a lo que los abogados de esa ciencia dicen sobre ella; uno debe atender a lo que hacen los que la practican. En Antropología o, en todo caso, en antropología social lo que hacen los que la practican es etnografía [...]
Clifford Geertz. La interpretación de las Culturas.


Pueblo Cardos(z)o Grande
Departamento de Tacuarembó

República Oriental del Uruguay






Ubicación geográfica del sitio etnografiado .
Mapa Regional del Noroeste uruguayo






Ubicación de Cardos(z)o Grande en Carta topográfica del Servicio Geográfico Militar


Foto Aérea

Vista aérea de Cardos(z)o Grande después de ser inundado al formarse el embalse de la Represa del Rincón del Bonete. Fotos aéreas tomadas por la Fuerza Aérea Uruguaya posiblemente en los años 50´



Observando desde Google Earth








¿Haciendo planes para visitar Cardos(z)o Grande ?


Hágalo, no se arrepentirá. Imprescindible disponer de natural curiosidad por lo humano. Si es del caso, contar con la paciencia femenina que lo acompañe, al enterarse que el lugar al cual graciosamente pretende invitarla carece (entre otras cosas superfluas) de baños públicos. También deberá disponer de un vehículo; conseguir una pluma de ñandú para poner bien a la vista en el espejo retrovisor . Dicen los lugareños que es lo único que protege de sufrir pinchaduras en los neumáticos mientras ruedan por el fantástico camino rural que lo espera. en su inminente aventura tierra adentro. Y pocas cosas más. Casi todo lo demás que usted se imagine es casi seguro que será inútil y frívolo en ese hermoso lugar que es Cardos(z)o Grande.

¿Como llegar?


Tomé la Ruta Nacional No. 5 hacia el Norte si procede de Montevideo, hacía el Sur si entra al País por el Norte en Rivera. A 270 kilómetros de Montevideo, se encontrará con este cartel indicador que señala que usted está llegando a Pueblo Peralta. Debe tomar a su mano izquierda en caso de provenir desde el sur.






Encontrará allí el blanco y cuidado edificio de la Comisaría de la 11a. Seccional de Tacuarembó de la Policía Nacional . R. O. del Uruguay. Recomiendo detenerse en ella y verificar que están haciendo el trayecto correcto. También es bueno obtener de primera mano cual es el real estado de los caminos hasta el destino .










La imágen muestra lo que llaman "calzadas" que no son otra cosa que soluciones viales para el cruce de pequeños arroyos o cañadas. Frente a lluvias de mediana intensidad y en forma muy rápida quedan inutilizadas para el tránsito al desbordar el agua su perfil. O sea no puede cruzar. Y no lo intente bajo ningún concepto. Las corrientes que se forman son muy fuertes. Han ocurrido lamentables y graves accidentes por descuido o inexperiencia. NO ARRIESGUE








Ahora si. Tal como lo está haciendo este precavido conductor, que no es otro que el etnógrafo autor de este trabajo realice también usted o encomiende a su acompañante :
Revise su auxiliar. Verifique que tiene suficiente combustible para llegar y volver. Etc., etc. Como se advierte en la imágen, el camino es largo y "culebrero", termina aquí el reino de las tarjetas plásticas . No comprará servicios urbanos al lugar donde usted llegará luego de 30 kilómetros de alucinante camino rural. No obstante, encontrará si, doy fe, seres humanos solidarios y magníficos, luchando en su diaria estrategia de subsistencia, que suplirán con su disposición humana , con mucha paciencia, y alguna que otra sonrisita , la carencia de cosas extrañas a las cuales usted llegará en solicitud, a vía de pocos ejemplos : hoteles, restaurantes ,posibilidades de recargar la batería de su celular, conexiones de internet, luz eléctrica, baños, públicos cajeros automáticos, horarios de vuelos, transportes, cerveza fría, sushi, etc. Pero se divertirá mucho . Se llenará también el alma de humanidad y humildad. Dormirá cara a un cielo , que descubrirá en la sensación de que casi se toca de tan próximo en su infinitud. Despertará y su alrededor será un Arca de Noé , pletórica de sonidos extraordinarios, en heterogeneidad cacofónica quizás jamás experimentada.
Tampoco tengo dudas que su espíritu sentirá el suave roce de estar en gracia con la naturaleza en toda la lujuria de su expresión, donde en anarquía , todos los animales , libres y domesticados invitan desde su mundo lleno de sonidos amables y hermosos a sentirnos libres, sanos y generosos , solidarios con el Otro al emprender el nuevo día de caza y recolecta , en respetuosa alianza con el planeta que ocupamos y compartimos junto a todas las demás especies y en cuya cadena ecológica somos simplemente un eslabón que nadie seriamente puede creer sea el más importante o poderoso.

Si planea ir, avise, de repente lo acompaño y charlamos de estrellas y planetas debajo de los añosos paraísos cardoceros.




martes, 11 de agosto de 2009

Parte IV .La Economía. El Estado .Los Servicios . Lo sagrado y lo profano

*Versión de autor abreviada y adaptada

Recuerdos de una Etnografía.


Vista del interior del almacén de ramos generales del Pueblo


Economía

“(...)a la opulencia se puede llegar por dos caminos diferentes.
Las necesidades pueden ser “facilmente satisfechas” o bien produciendo mucho, o bien deseando poco.”
Economía de la Edad de Piedra. Marshall Sahlins.

Dentro de cualquiera fuere el modelo y los parámetros socio-económicos que se elijan para distinguir a cualquier grupo, con mercado o sin este, la aproximación mas simple cuando nos proponemos entender los medios de vida de alguno en particular, esta próxima a la sempiterna pregunta: ¿de que vive esta gente?
En lo referido a Cardoso Grande, casi que una verdad absoluta, sería responder sencillamente: de las ovejas.

Aún quedan los arcos en lo que fuera la cancha de fútbol de Cardozo Grande. Hoy pastan ovejas en ella.


Sencilla respuesta para que abarque en si misma todo un entramado de factores que conforman una compleja estrategia de subsistencia en un modelo donde la construcción cultural de pobre o rico, no está determinado en los hechos por la carencia o abundancia de artículos de consumo otros que no sean los necesarios para aquella.
La riqueza en Cardoso se manifiesta en la propiedad de ovejas. Para muchas transacciones sustituye al dinero. El manejo de las mismas y su control, pasa por hacerse fácil ante la ausencia o la evitación de muchas formalidades. Tambien debemos tener claro que es en pequeña escala- salvo contados casos que detallaremos- y a nivel de economía familiar de consumo.
Las ovejas- y ahora la voz es nuevamente de Pepe:
“ son ganado ovino para la DICOSE –Dirección de Control de Semovientes- que es la repartición del Ministerio de Ganadería y Agricultura que se encarga del contralor de toda la producción agropecuaria animal del País”- son animales con un doble propósito económico, proveer de lana y carne. Orden en el plano nacional. Inverso en Cardoso.
Siendo principal destino económico constituir parte importante de la dieta familiar, la costumbre ha transformado la palabra “consumo” en sinónimo de oveja. Es común la expresión: “Está tizado para consumo” , refiriéndose a un ovino que luce una línea longitudinal en su lomo, impresa con una tiza especial de color que permanece indeleble sobre la lana y que indica cuales son los animales destinados a faena.

La carneada. “El consumo”
“Todo bicho que camina,
va parar al asador.”
Martín Fierro.

Le había manifestado a Vico- único comerciante del pueblo- el interés de observar el proceso de faena y solicitado su permiso para acudir a presenciar cuando fuera a “carnear”.
Quedaba supeditado a la demanda. Los potenciales clientes no son muchos en Cardoso , para los 30 o 40 kilos de carne que el animal produce en sus distintos “cortes”, faena una o dos ovejas por semana, que de no vender la carne, excede su capacidad de almacenamiento y consumo. La heladera es antigua y del tipo familiar funciona con motor que utiliza como combustible el queroseno. Modalidad única posible al carecerse de energía eléctrica. Encarece bastante el enfriamiento.
-“Con permiso, buenos tardes don , traigo el consumo pa´carnear “ Era don Vico.
Trae, un “lanar” atravesado en la parte delantera de su”recado”*, con las cuatro patas atadas de forma especial por lo simple y rápida de ligar y deshacer de sus nudos , los paisanos llaman “maneado de las cuatro patas” y al nudo : “nudo maneador”.
Cuando llegué al “carneadero” o lugar de matanza, ubicado en un espacio a los fondos de su casa, en una extensión amplia, natural, con suelo cubierto de gramilla, con muchos árboles. Entre dos de ellos separados por unos 3 metros, había instalada una pértiga de madera, “varejón de eucaliptus” diría Vico, y a unos metros de allí en un pequeño corral había 3 o 4 animales ovinos . Vico, solo en la tarea, vestido como cotidianamente, con la diferencia de haber sustituido las habituales alpargatas por botas de goma blanca de caña alta. Tomó uno de los animales, el que había traído a caballo ,con tal facilidad en la maniobra, que hacía creer fácil el procedimiento y liviano de peso el animal, cosas ambas como comprobé mas tarde equivocadas y sólo provoqué al intento las risas de mi anfitrión que me había instado a probar : “ agarre don ese capón lanudo y arrímelo”.
Explica mientras se arremanga la camisa: “ lo encierro un rato con otras ovejas, el animal tiene tiempo entonces a descansar y eliminar de la carne toda la orín -sic-, y el “stress” –sic- así se evita a la carne un gusto feo, “catingoso”.Además carneando a esta hora, la carne fresca, tiene toda la noche para orearse”.
Todo es muy rápido, rutinario, eficiente, hecho simple desde la experiencia. Vico extrajo de la cintura un enorme cuchillo de no menos de 25 cms. de hoja de acero, y se lo hundió sin demasiada violencia, en el cuello -pescuezo- al animal - de donde rápidamente comenzó a salir sangre abundante a borbotones , el animal entró en convulsiones y luego de algunos minutos, murió.
Debajo había un recipiente de plástico , envase de algún producto veterinario, que , cortado transversalmente hacía las veces de recipiente y recogía la sangre, que mezclada con ración se da como alimentación a las gallinas o a los “chanchos”. Luego de algunos minutos de espera, que Vico emplea en armar , encender un cigarrillo y asentar el filo de su cuchillo con una “chaira”, procedió a quitarle la piel al animal, o sea “cuerear”, para lo cual comenzó con incisiones en las patas, en el abdomen, teniendo mucho cuidado en no penetrar con el filoso cuchillo más de lo conveniente, explicando que lo peor a quién no es “baqueano”* es cortar con el cuchillo las vísceras, estómago, intestinos, etc, derramando el contenido de los mismos, bolo alimenticio, orin, bilis, excrementos, etc. lo cual es considerado una “chambonada* imperdonable”, otra es rasgar el cuero, porque se deprecia.
Todo dentro de una admirable economía de esfuerzo y tiempo. La tarea continúa manual y con los puños cerrados y las manos, se despega por presión la totalidad del cuero, que luego se coloca extendido sobre unos tablones; ahora sí con un rápido y eficiente tajo Vico abre la cavidad abdominal del animal y caen las vísceras, que son recogidas en otro recipiente similar al utilizado con la sangre. De estas pocas son culturalmente consideradas aptas para consumo humano. Prevalece un concepto de desprecio hacia “las achuras “ como alimento. Presumo que consideradas desde la cultura de la abundancia.
Toda la operación no llegó a insumir una hora de trabajo. Desde nuestra posición de observación, a la etnografía, el conocimiento acumulado de Vico, demostrado en el evento de faena, don primero eficientemente mata y luego expertamente disecciona , es un admirable saber privilegiado desde la cultura.


Tiempos de ordeñar.

El consumo de leche de vaca es muy importante en las economías familiares lugareñas. Su disponibilidad como recurso alimenticio surge desde dos posibilidades, o tener vacas lecheras, o obtener la leche de quién las tenga. El poseer vacas en ordeñe es un importante indicador socio económico. Existe una tercera posibilidad, que son aquellos niños en edad escolar, 15 en la actualidad, que reciben en forma regular, leche en polvo.
La realidad se divide en: un tercio tiene vacas, otro tercio compra o por el hecho de tener niños en la escuela recibe la misma de Educación Primaria . El tercio restante no tiene la leche incluida regularmente en su dieta.
En las familias que cuentan con vacas lecheras, el cuidado de este ganado, se constituye en tarea importante , responsabilidad a repartir entre los integrantes de la familia. Su manejo en las condiciones que son las comunes para el poblado, sin campo propio, hacen necesario un permanente pastoreo.
La leche se destina una parte a la dieta familiar, se consume hervida, generalmente con café, cocoa , etc., en postres como el arroz con leche muy popular en las zonas rurales, cremas, mazamorra con leche, a la cual llaman “canyica” a la brasilera, que consiste en maiz quebrado hervido y con leche. También con zapallo. Las huertas producen mucho zapallo, de una variedad brasilera, la abobera, o abobra : “es rústica para las pestes y la falta de agua” “ da igual hasta en los basureros” según mis entrevistados.
También producen familiarmente , algo de manteca “casera” en épocas que los animales que proveen la leche están bien alimentados.

El Estado.

"Cual retazo de los cielos, de los cielos."

La República Oriental del Uruguay es la asociación política de todos los habitantes comprendidos dentro de su territorio” Constitución de la República Oriental del Uruguay.” Art. 1º

“es el culpable”... dirán ... “ de haber arruinado Cardoso”.
vecinos de Cardoso refiriéndose al Estado.
“ Para nosotros, los cardoseros, los que estamos y todos los que se fueron, no sentimos que somos uruguayos como el resto, ( ..).La patria aquí la sentimos como cualquier otro uruguayo, pero presente, presente, de verdad, por aquí, sólo en la escuela , en la bandera que ponemos todos los días allí.” Opinión de un informante.

“Con la edificación de los Estados-naciones modernos, la identidad se volvió un asunto de estado. El Estado se convirtió en el gerente de la identidad para la cual se instauran reglamentos y controles”. Cuche, D., 1999: 115

Ninguno de los informantes demuestran demasiado interés en diferenciar su noción de Estado separándola de la de Gobierno. Posiblemente sea en donde lo emic y lo etic confronten en medida mayor. Pero están informados. Los intereses pasan por otros aspectos de la realidad, que tienen un fuerte contenido regional. Los “informativos” con mayor audiencia, son aquellos que se trasmiten por las radios regionales. como lo son la Radio de Paso de losToros y las de la capital Tacuarembó. Las radios de alcance nacional, no se recepcionan con calidad de audio, además que la realidad mayormente montevideana que manejan, es aquí totalmente ajena. Salvo hechos o acontecimientos extraordinarios. A la observación y por constituirse en temas ejes de conversación y discusión posterior, podrían con nivel nacional tomarse como hechos importantes a lo cotidiano cardocero, aquellos relacionados con grandes crímenes , las novedades del fútbol capitalino y en menor medida lo político. Hay como un sentir un Estado presente y otro ausente. Mucho mas de este último que del primero. También un Estado muy distante. No demandan demasiado de este. El sentir general es de resignación critica. Fácil surge en la conversación cotidiana un inventariar carencias que finalizan en un acto quejoso. Hay algo de terminal, de ser los últimos, de que nadie vendrá después de ellos, de los que están. Que además no muchos de ellos quieren estar. El Estado en Cardoso no es dador ni generoso. Tampoco se percibe el control dominante de sus aparatos clásicos. Ni siquiera en la Escuela, está supeditada en grado sumo a la colaboración de los pocos padres y a las estancias mas cercanas.
Un reclamo implícito, tercamente presente en el discurso de los residentes de Cardoso es la situación de abandono a que los ha sometido ese otro poderoso que identifican a veces con el estado a veces con el gobierno, muchas mas con “los políticos”, generalizando en estos como una clase dominante y determinada, la culpa de su destino.

Servicios Públicos

“El Estado legislará en todas las cuestiones relacionadas con la salud e higiene públicas, procurando el perfeccionamiento físico, moral y social de todos los habitantes del país(...)” Constitución de la República Oriental del Uruguay. Art. 44º

Los servicios esenciales, que el Estado debe a sus ciudadanos y sin los cuales no se concibe el bienestar y el goce de la vida, no existen en la vida cotidiana de Cardoso mas que desde su ausencia. A la falta de energía eléctrica, con todas las consecuencias que su carencia apareja, refrigeración, calefacción, iluminación, comunicación tanto radiales como televisivos, y no hablemos de tecnologías todavía para el medio exóticas, como la computación etc., se suma la falta de todo medio de transporte público, con directa consecuencia en la economía doméstica al no producirse condiciones mínimas de flujo de bienes y servicios, de comercio o intercambio con zonas vecinas.
La simple lectura de un diario de tiraje nacional o departamental es un suceso extraordinario. El agua está disponible a la gente, a través de picos de distribución –canillas- en la vía pública, y de estas funcionan dos. Es obtenida de napas de agua subterránea desde un pozo semi-surgente. Es controlada su potabilidad por O.S.E.









La salud pública es atendida por un médico en régimen de visitas quincenales que viene desde Paso de los Toros y una políclinica municipal.


No existe ambulancia o medio de evacuación de enfermos o personas accidentadas otro que no sea la buena voluntad de la camioneta del comerciante Vico o en caso de graves emergencias, el auxilio logrado en las estancias vecinas para su traslado a los centros asistenciales de Paso de los Toros o Tacuarembó. Pensemos en una comunidad que aunque pequeña en cantidad concurren a la escuela la cantidad de 15 niños en edades que van de los 4 a los 13 años de edad.


La seguridad pública, responsabilidad de la Jefatura de Policía de Tacuarembó, no tiene presencia permanente en el lugar. El local del que fuera Destacamento Policial en situación de abandono aún luce el cartel de Policía y el escudo Nacional. Los informantes entrevistados, aluden una y otra vez, a la presencia irritante para ellos de funcionarios del estado que cada tanto aparecen en vehículos oficiales, hacen preguntas, miran cosas, piden otras y al decir de ellos:
“ cuando mucho a la tardecita, aprontan el mate, y como ya se ganaron los víaticos, suben a la 4x4 con chapa oficial y se van. Otro de los “otros: “es gracioso, llegan siempre preguntando si se pesca, si hay mulitas, si hay perdices, yo no se, pero estos parece que se hacen a la idea que somos indios”

Escuela rural No. 10 de Cardos(z)o Grande


Jóven residente de Cardoso y su hija.
Se desempeñaba como auxiliar de servicio de la escuela al momento de la investigación



Los jóvenes en Cardoso, culminado el ciclo de Escuela Primaria, enfrentan la disyuntiva de condenarse a una vida de mero alfabetismo, o buscar calificarse prosiguiendo estudios fuera. Es el éxodo forzado que deben enfrentar y financiar los padres de jóvenes cardoceros. Uno de ellos. El “Chato”,apodo con el que todos lo conocen, es un jóven de 14 años, nacido y criado en Cardoso, pero hace dos años desde que empezó secundaria que cursa primer ciclo en Paso de los Toros, vive allí durante el año de estudios, en el Hogar Estudiantil de la Junta Local Autónoma de Paso de los Toros y viene a Cardoso en las vacaciones de verano y en Turismo –
Su padre se ocupa del cementerio, es el “camposantero”, en los hechos es empleado municipal lo cual además de la rareza de su condición, en el pueblo le da el prestigio de su condición de funcionario pùblico que corre paralelo con el tener un sueldo mensual seguro, además de los beneficios sociales para él y su grupo familiar. También y no en menor medida su trabajo es poco exigente, puede criar y cuidar y lo hace un par de lecheras y 40 y pico de ovejas. Como enterrador tiene poquísimo trabajo. El ultimo entierro en el cementerio “nuevo”, ya que el antiguo quedó también bajo el agua, data de 1 año y medio atrás, cuando una señora viuda, de 50 años, se suicidó.
Visitamos en su compañía el cementerio, que está perimetrado por un muro bajo y tiene un portón de entrada que permanece cerrado fuera de hora con cadena y candado. El lugar está alejado unos 3 kilómetros del pueblo, se llega allí por un camino que es apenas un poco mas que una huella o sendero. Hay allí 26 tumbas, unas, sencillas cruces de hierro con el nombre del fallecido, otras, en esa diferencia que se observa en todo cementerio y que puede medirse en la mayor o menor suntuosidad de los símbolos mortuorios, lápidas de monolíticos con chapas de metal o algunas mas sencillas de hormigón. Los símbolos en las tumbas son todos cristianos. Todo el espacio ocupado por el cementerio luce prolijo y digno en su austeridad .


Lo sagrado y lo profano. De almas en pena y luces malas.



Lo que primero sale al encuentro de quién a Cardoso Grande se aproxima, lo que sorprende a la primer visión, también la última imagen que despide al abandonar el pueblo por su única vía de entrada y salida, es a escala cardocera, su monumental parroquia.
Es propiedad y fue templo construido y destinado a cultos religiosos de la Iglesia Católica. Al momento del trabajo de campo la misma estaba cerrada y no existía párroco residente en el pueblo.
Nos han manifestado nuestros informantes, algunos con indiferencia- los más jóvenes- otros con pesar – los mayores- que desde hace muchos años, allí en la parroquia, no se realiza culto religioso alguno. Otros han dicho:
“de la parroquia solo queda la “cáscara” , adentro no hay nada , hasta los bancos reclinatorios se han llevado, algunos dicen que para amoblar parroquias de Paso de los Toros, pero nadie sabe bién”.

Lo real es que está allí, imponente hasta en su abandono, cerrada a cal y canto.
El sentimiento general rescatado desde las entrevistas, muestra una respetuosa convicción y concepción del más allá, como un lugar al que se aspira merecer y a donde: “irán los buenos”. Preguntar, según hicimos, acerca del alma despertaba sorpresa. Todos aquellos con quienes abordamos el tema, sin distinción de género ni edad, piensan en si mismo desde la dualidad: el cuerpo como material y mortal, y el alma como lo contrario. El destino final de esta última, aparece relativamente solapado por lo cotidiano, aunque la idea: del arriba el paraíso o cielo y el abajo del infierno, aparece constante y sólida. Algunos de los entrevistados, ante la cuestión, se tornaban serios y hasta distantes. Otros encaraban el interrogante desde lo risueño. Nadie desde la irrespetuosidad. Se podría opinar que el pensamiento predominante, está mucho más vinculado a lo sagrado, sea esto lo que fuere para ellos, que a la negación o a lo profano. Dios es alguien o algo. Dicen en la conversación: “solamente los animales no tienen alma” , aunque alguno retruca: “Pare, conozco hombres desalmados y bichos puro corazón”.


En el imaginario criollo gauchesco, potente en el escenario rural de Cardoso, prevalece una suerte de sincretísmo. Todo tipo de creencias antiguas, venidas, traidas y llevadas desde el folklore en cualquiera sea la forma que este se represente; el cancionero popular que acude en lo temático a lo criollístico, abunda en ejemplos, origen que quizás se deba buscar en la aculturización del universo mágico religioso de lo indio y lo español, con “mandinga” aún en boca y espíritu de muchos, en donde el más allá está habitado por “almas en pena” que una y otra vez regresan, las cuales todavía pueblan de fantasías y de miedos la nocturnidad. Puedo dar fé de ello, de cuanto impresiona a la escasa luz de un fuego encendido, bajo un infinito cielo estrellado, en el silencio ruidoso de la noche en el campo, escuchar de boca de Pepe, desde la más absoluta imperturbabilidad, sorprendentes relatos de “luces malas” , de “almas en pena”, de misteriosas “tropillas de caballos negros y troperos fantasmas” que se esfuman y desaparecen, “de mujeres hermosas, de largos cabellos negros y livianas y trasparentes túnicas blancas “enancándose” en las noches y extraviando para siempre a caballo y jinete”. Con toda seriedad, me alertó una noche, de las primeras de asado y cena:



-“pa´ que no lo tome de sorpresa - ahí enfrente, avenida por medio, hace muchos años “mataron mal” -por la espalda- al comisario del pueblo , cada tanto, por las noches, anda por ahí en pena y se le oye quejarse”. Según me explica, los viejos facones criollos, tenían entre la empuñadura y la hoja, una chapa transversal a esta, con función de darle apoyo y sostén a la mano que empuña, que podía ser ondulada o recta, y se le llama gavilán de cuchillo. Los paisanos a la de forma recta, la preferida, la llamaban cruz de cuchillo. Con ella se aseguraban y defendían de los “aparecidos.”
Puedo asegurar que a veces por las noches, con el viento, me quedaba despierto, atento, escuchando. Para peor, mi humilde cuchillo no cuenta con gavilán ni cruz.
Concluyendo. No observamos, ni obtuvimos datos inferidos desde nuestras entrevistas, referidos a la realización de actos religiosos , fueren estos a nivel individual o de grupo o cultos formales de las religiones llamadas “del libro”, que salvo el edificio parroquial, no se evidencia presencia alguna en Cardoso. Tampoco observamos señal alguna de presencia de cultos afro-brasileños.

Algunas conclusiones

“La cultura es interpretación. Los”hechos” del antropólogo, los materiales que fue a encontrar al terreno, son en si mismo interpretaciones. Los datos de base ya están culturalmente mediados por el pueblo cuyo cultura nosotros , como antropólogos, vamos allí a explorar. Los hechos se hacen-la palabra se deriva del latín factum- y los hechos que nosotros interpretamos están hechos y rehechos. Por lo tanto, no pueden recogerse como si de rocas se tratase, poniéndolos en cartones y enviándolos a nuestro país de origen para analizarlos en el laboratorio” Rabinow, P., 1992: 141


1 – Reflexiones generales.

“ Quién eres tu? Preguntó la Oruga.(...) Alicia replicó, algo intimidada: Pues verá usted, señor...Yo...yo...no estoy muy segura de quién soy, ahora, en este momento, pero al menos si sé quién era cuando me levanté esta mañana, lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces.”
Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carrol

Es tiempo entonces de elaborar conclusiones. En si mismo una presión. Deben ser hiladas con prolijidad y en el esmero , dejar evidencias inteligibles de cuales han sido las metas alcanzadas, cuales quedaron registradas en el débito, que ha cambiado en nuestra percepción del objeto de estudio elegido, cual es la magnitud de logros y resultados , en fin, que tenemos que decir más allá de lo descripto.
Son también tiempos repletos de preguntas y ansiosos de respuestas, es en el decir de Guigou cuando :

”Lo Otro se desliza, desde la monstruosidad y el abismo, a extraños otros si bien heredan esa impronta abismal y monstruosa, también se integran a esa pretenciosa centralidad “humanizada del conocimiento”. Guigou, L.N. , Tani R., 2001: 01.

Es con mucho el lugar en donde espera al etnógrafo, paciente y severa, la autocrítica, también espera al lector, de muchas maneras parte y contraparte de la etnografía; también espacio y discurso donde encontrarse una vez regresados del campo, frente a frente con los huecos e intersticios dejados vírgenes , vistos y no mirados, inexplorados. Aquí las sorpresas al descubrimiento, tanto en volúmen como envergadura, de hechos y acontecimientos con los cuales no contábamos. Estos asuntos de formalidad final, de explicarse y explicar, estaba en ese entonces ya dicho, en dubitativa etapa reflexiva de ideación.
Hurgando intelectualmente curioso, en la gran cantidad de apuntes y notas informales de nuestro tiempo en el campo, las más, unidas levemente en el recuerdo a mínimos episodios, data caótica, anárquica, desde ser, en un porcentaje apreciable, tan sólo rápidos garabateos, más de las veces inconclusos, pensamientos surgidos y anotados en distintos momentos de los tiempos y en diferentes momentos de las emociones. Pesados de contenidos, aliviados y alivianados de toda formalidad. Hay tanto dicho en esos papeles humildes. Hay tanto y tantas cosas al descubrimiento. Algunos de ellos crecieron y tomaron estatura suficiente hasta ocupar espacio y llegar al diario. Otros, muchos, quedaron a la espera, en hojas de libretas, en reverso de viejos recibos de cuentas pagadas, en alguna que otra servilleta arrugada en tiempos de conversación sobre alguna mesa de algún lugar cualquiera , a veces en compañía de oidos dispuestos en paciencia a escuchar, otras en la acompañada soledad de los pensamientos .
Lo que no supusimos entonces, es que los hechos mandan por si mismo, generan sus propias dinámicas, que de ellas quedamos sujetos, que de la siembra surgen tallos y de ellos frutos. (Continuará)



viernes, 7 de agosto de 2009

Parte III. Primera noche, primeros sustos


Recuerdos de una Etnografía.



*Edición de autor abreviada y adaptada.






Primera noche, primeros sustos


A la puesta del sol, inminente ya la falta de luz, en el caos de nuestro primer día en el campo, con algunos nubarrones amenazando lluvia, el cansancio dio argumentos suficientes para acostarme, a mal dormir, mal aseado, mal comido, mal-humorado, sin haber logrado instalar las mantillas de nuestro farol a gas, ni activar “el plan b” - farol a queroseno-. Dotarlo de combustible a esas alturas parecía una tarea sobre humana, pero quizás enfrentando en el ensueño a un balance de tantas emociones, el mayor generador de culpas: la imperdonablemente incumplida regla primera rodear la carpa de cunetas para el caso de lluvia. La suerte ayuda al principiante. No llovió. Ese día. El futuro nos daría el privilegio de vivir la experiencia. A la primera estrella fugaz que recorrió el firmamento, la ayudante pidió como deseo, que todo nos saliera bien.
Al amanecer, descubrí que mi ayudante, dama al fin, había pasado la noche en vela, que los mil y un ruidos nocturnos que pueblan nuestros terrores urbanos saturado de ululantes sirenas alocadas, no significaban nada comparado con la ominosa amenaza, de toda esa cantidad de animales no identificados, al parecer de todo tipo y tamaño, una especie de arca de Noé dejados en la noche a su libre albedrío, moviéndose en la oscuridad, comunicándose y amenazándose entre si, con extraños ruidos, aproximándose algunos de ellos con curiosidad a nuestra carpa, en la oscuridad de la noche, en donde sus sombras generaron hacia el interior, -según relato- las mismas fantásticas figuras que otros pueblos disfrutan con sus teatros de sombras. En este episodio el resultado no fue el mismo.
Costó convencerla que tan solo eran algunas inofensivas comadrejas en la lucha eterna por comer o ser comidas, o buscando ingenuamente residuos de nuestra pobre, pero es sinceridad decirlo, satisfecha , dichosa y enlatada primera cena cardocera bajo un imponente y maravilloso cielo lleno de luna y estrellas. También con el nuevo día, comienzan rutinas de la vida social a ser puestas a prueba en él nuevo escenario. Afeitarse una de ellas.




La Otredad cardocera

“No andés cambiando de cueva;
hacé la que hace el ratón
conserváte en el rincón
en que empezó tu existencia
vaca que cambia de querencia
se atrasa en la parición “.
Martín Fierro.José Hernández.


Nos acercamos a los verdaderos autores de la Etnografía. Son los personajes, los que pueblan el espacio investigado. Dueños inequívocos de lo vital y existencial que se intenta en el proceso de descubrimiento, describir luego al relato. Esta investigación se significa en ellos y por ellos. Dentro de los parámetros de tiempo y espacio de este trabajo, y al interior de los espacios sociales antropocéntricos en que ellos articulan con el medio su existencia . Enfocaré la mirada en alguno de estos protagonistas.
Es su voz la que debe emerger potente, escasa de “ruidos”, fuertemente protagonista, actores e interlocutores de este trabajo etnográfico.
Nuestros sesgos, potentes y declarados , nada ausentes , se disculpan en una decidida voluntad de honestidad epistemológica.

Los personajes “El Pepe”

Si, Juan, la vida nos va arriando como por campos ajenos. Y sin que nos dé alce, atravesamos los esteros, los montes, las cerrilladas, que nos desflecan el cuero- esos son los dolores...-y las lluvias y las heladas- son las penas menos duras- y después cruzamos unos trebolares y cañaditas como pintadas- esas son las alegrías-. Pero allí no se puede parar”. Don Juan, el Zorro. Francisco Espínola.




A Pepe, apodo familiar por su cristiano José bautismal, apelativo por otra parte por el cual todos lo conocen, en la zona y fuera de ella, lo conocimos el primer día que llegamos. Pertenece a una familia de larga tradición cardocera. Recuerdo claramente la impresión que me causó esa primera vez , cuando lo conocimos. Vestido de paisano, con “bombacha” de campo, de sufrido y descolorido color marrón, tipo de pantalón muy popular y de uso hoy generalizado en el campo uruguayo, prenda exótica cuando no extravagante, excedentes militares turcos traídos al país y vendido de estancia en estancia por los “mercanchifles”, vendedores ambulantes en la campaña de principios de s.XX ; calzaba impecables alpargatas blancas – raro color para el lugar-, camisa de mangas largas celeste, remangadas hasta los codos, con una boina vasca negra en la cabeza, y en actitud orgullosa de no apercibirse , ni interesarle presencia de extraño alguno. Fue importante en todo lo que se refiere a esta investigación. También fue, en el plano personal un golpe afortunado conocerlo. Se reía con su carcajada sana, ante mi invitación a la Universidad a contar su historia y la de Cardoso. Bueno, realmente le decía en son broma que lo iba a traer de profesor de la materia antropología del “gauchismo”.




“ Deje, no me embrome, yo solo soy un paisano redondo, que les voy a decir a todos esos doctores.” reía “sobrador”.
A lo estadístico, hecho cifras, Pepe sería simplemente, un hombre adulto mayor, de 65 años, trabajador rural, peón de campo, de las “estancias”, vecinas al pueblo y algunas no tan cercanas.
También me aclara que no duraba mucho en los trabajos en la medida que su espíritu rebelde erosiona la relación laboral.
“Soy un paisano muy mal arreado”, dice riéndose, metáfora campera, por comparación con el ganado poco domesticado, difícil de conducir en modalidad de arreo o tropa.
Es propietario de ovejas, mas de un ciento, son su capital, “son mi alcancía” diría jocosamente , significando que son una forma de ahorro para las malas épocas. Estas forrajean libremente en lo que fueron las antiguas calles y caminos cercanos al pueblo, hoy convertidas en campo abierto. También de algunos novillos, o sea vacunos machos castrados , en régimen “de pastoreo” modalidad en la cual se paga una anualidad en dinero al dueño del campo por ” cabeza “ de animal. No se preocupa demasiado por el tema impuestos, lo que si tiene mucho cuidado es con la documentación que acredita la propiedad de los animales:
“ese es un tema muy delicado, aunque no parezca, anda también mucho bandido y sinverguenzas en la campaña robando ganado y vendiendo ajeno, por eso tengo mis guias de propiedad al día.”
De una carpeta de cartón antigua pero muy conservada, atada con cuidado en sus tres lados con cordones, nos muestra toda la documentación que tiene y nos explica con detalles un documento que no es tan simple como parece a primera vista.
Estos formularios- Guías de Propiedad y Tránsito – se compran en las comisarías. Cada productor tiene un número personal ante Dicose*, que es como el número de su cuenta bancaria, en vez de contar plata, cuentan ganado. Semovientes es el nombre técnico, y es para todos los “bichos”, vacunos, lanares, yeguarizos, cerdos y otros”.
El documento en si - nos mostró unos cuantos - consiste originalmente en un juego de formularios de 4 hojas. Cada una cumple una finalidad distinta. A Pepe le entusiasma explicar su funcionamiento. Muestra también con orgullo, su marca para ganado vacuno. Es forjada en hierro con un dibujo que es único, el que calentado al rojo vivo , quema al animal en una de sus patas traseras a la altura, de lo que sería la pierna, “los cuartos”. La marca es también personal e intransferible. En el lenguaje criollo simplemente “ el hierro”.Lleva todo un trámite administrativo la obtención de la misma.
Parecido sucede con las marcas para ganado ovino, lo llaman “señalar”. Son cortes en las orejas de los animales cuando son aún de corta edad, corderos, según códigos que vienen desde la colonia. También nos mostró el documento en donde aparecen dichas señales otorgadas para su uso exclusivo, muy satisfecho, explicando como algo que parece tan simple ,como pueden serlo unas pequeñas muescas en las orejas de las ovejas, constituyen realmente un antiquísimo y eficiente sistema de identificación de animales, que además acredita propiedad.
Son tareas para una determinada época del año:
“según la luna, que no tenga mucha fuerza, tiene que ser al igual que la castración en menguante, de agosto mejor, para evitar sangrados , bicheras , y las moscas” dice Pepe con convicción.
A estas tareas rurales se las conoce como “la yerra”* .
Criado en la zona, al igual que toda su familia paterna, divorciado, los formularios no dirán ni harán historia alguna de sus tres parejas con las que mantuvo sólidas y estables relaciones de muchos años, pero con las cuales : “nunca pasé por el juez”, ni de sus dos hijas que no llevan tampoco su apellido, lo que no parece importar por aquí. De su última pareja, sin pudor machista, manifiesta con orgullo:
“es hija de rusos. Esa mujer es un hombre, y de los buenos, pa´l trabajo”.






Un episodio muy enriquecedor vivido con Pepe, y que hizo crecer vínculos de mutuo respeto, se construyó en cabalgatas - “campereadas” diría , en su sociolecto paisano - realizadas juntos por toda la zona. Recuerdo la mañana de verano, con un sol muy fuerte ya desde los inicios del día, y en un episodio donde también creo que se trataba de poner a prueba mi aptitud en montar a caballo, una sutil forma de manifestar relaciones de poder : soy nativo aquí. En juego dialéctico : el yo “criollo ” y el otro “pueblero”. Es obvio cual prestigia y cual estimagtiza en el medio rural. La identidad rural varón, se apoya mucho más de lo supuesto en todo lo que de simbólico convoca la concepción que se tiene del “gaucho”. Virilidad genital incuestionable, honor, valor personal, desprecio por la muerte, machismo, espíritu libertario, etc., Pepe, se siente muy cómodo significándose a si mismo desde esa identidad. Riéndose, decía cuando tocamos el tema: “lo que pasa es que yo he comido mucho huevo de toro” costumbre usual en la yerra, al castrar los terneros -“capar”- para los paisanos - las glándulas extraídas se asan en los fuegos y se comen casi crudas con un poco de salmuera.




Llevó la misma varias horas, acumulamos nuevo saber sobre el lugar y sus pobladores, las mejores tierras, los mejores pastos, muchas ovejas, -“por lo menos un par de miles” dice Pepe, “todos estos animales se declaran en Dicose, en una categoría que se llama : propietarios de ganado sin campo” nos agrega. Disfrutamos de un día de intensa actividad etnográfica, confirmé muchas cosas, y de paso, mas bien diría de trote, adquirí algunos dolores extras de los cuales quejarme al llegar la noche.
Una y otra vez aparece y no muy bien definido, referencias al impreciso poder que les causó daño y trajo el fin del pueblo, aunque está claro que es de “afuera” . Pepe, que por la edad con la cual lo alcanzaron los acontecimientos, es realmente una consecuencia mas que una víctima de la represa, le pregunté, repregunté e insistí procurando precisiones.
Dice con seriedad, en las escasas oportunidades que logramos encauzar diálogo en este tema:
“La gente de Montevideo, los ingenieros que venían acá y mentían, los políticos que hasta hablaron del Cardoso del futuro. En Paso de los Toros, como la obra traía miles de puestos de trabajos y mucha plata, hacían fiesta cada vez que alguien de Montevideo venía a hablar de la Obra, ese pueblo se hizo famoso por la cantidad de “kilombos” que llegó a tener, nadaban en plata, yo que sé, el Gobierno es culpable, y mire usted, seguimos nosotros peor, no tenemos luz y el pueblo no existe más, y el resto del País, ahora que les van a hacer cortes de luz, ahí los quiero ver”


A media mañana, en los tiempos de Cardoso aún regidos por los astros -es sintomático que la hora aquí ,no acompañe la hora oficial - ya que no se le ocurre a nadie tomarse la molestia de ajustarla , adelantando la hora en los relojes como se dispone por decreto y en esta época para todo el territorio nacional. Nadie lo hace por aquí.. Simplemente no guarda relación con sus realidades .
El estado y el gobierno están muy lejos. Por lo tanto, hacemos constar que: entre el etnógrafo y sus observados, por aquí en Cardoso, hay además de otras muchas cosas diferentes, también una hora de diferencia. Vivimos en horas diferentes.
Dentro del pensamiento de Matta no es difícil por estos parajes, exotizar lo cotidiano y viceversa. Esta realidad tan cercana espacialmente del mundo de “afuera” , está sin embargo separada en forma muy evidente del resto del país.
Cuentos e historias de tiempos idos, alimentada y posiblemente exagerada en tiempos nocturnos que se desgranan lentos y sin urgencias, compartidos en la fraternidad del “mate”, a veces en el fogón a cielo abierto de nuestro campamento, otras en el suyo, en la privacidad con peso de soledad de su casa , a la cual nos invitó varias veces y nos agasajó con exquisiteces: Cordero a las brasas, boniatos asados, pan casero y a los postres, la sorpresa : pasteles de hojaldre.
Esto último confesó, también a los postres entre risas, mandados a hacer con una vecina. Reciprocidad de gesto, todavía muy presente y rasgo cultural fuerte aún en la ruralidad.
Conceptualizar allí rasgos dentro del relativismo cultural, es sencillamente simple. También en aquella nocturnidad sensibilizadora y sorprendente , se entiende al fin desde todos y con todos los sentidos que significa: “ caer la noche”.


Nosotros, esperando el asado de la cena, en las llamas de un fuego generoso de madera de monte, pesado el entorno de historias , allí nomás a metros de distancia, desde las arruinadas casas, desde fantasmales mensajes que comunican, que vienen y llegan desde sus sombras tristes de “taperas”.



El Hugo

Pica, pica... tararira
plata viva del juncal
mientras no se corte el hilo
junto al agua me hallarás.
Gurí Pescador.
Osiris Rodriguez Castillo.





Una historia de vida. Si él, su agonista la quisiera contar. O si pudiera. Desde un pasado lejano pero que aún lo mira desde viejas y amarillentas fotografías que muestra en orgullo y nostalgia, tiempos cuando joven y humilde muchacho del interior del País, “del Durazno”, viaja a la Capital a probar fortuna y luego de la suerte, mirar el mundo significaba verlo desde la sofisticada atmósfera del Hipódromo de Maroñas a donde logró llegar luego de toda una sacrificada carrera, paso a paso, desde los mas humildes oficios de hipódromos, a jinete profesional, y como tal montó, corrió y ganó en cotizados pura sangres de carreras en la década de los 60s., llegando a ser exitoso y requerido jockey de los mejores stud montevideanos :
“Tenía todo -dice Hugo- sobretodo tenía mis veinte años, y mis huesos y muñecas sanas que después se fueron quebrando, rodando aquí y allá en las carreras y en las “vareadas”, hasta que los “tungos”, -dijera por caballo- no fueron ya más para mi”




De ese tiempo pasado añorado, a mirar ahora el mundo y sus personales circunstancias desde su chalana pescadora, impulsada a puro remo, a puro esfuerzo, voluntad y músculo, a lo ancho y largo del inmenso Lago del Rincón del Bonete, dado que nunca logró recuperar capacidad económica para adquirir un motor nuevo, cuando el antiguo , luego de infinitas reparaciones no funcionó más. Llegado a Cardoso sin motivos ni causas conocidas desde su Durazno natal . Nadie conoce demasiadas cosas de su vida. Hugo, parco y quieto, las cuenta menos aún. Es el único pescador artesanal del pueblo. Está orgulloso de haber aprobado el curso de pescador que se realiza obligatoriamente en Prefectura Nacional Naval y exhibe su carné de tal, con el orgullo cabal de un diploma.
Ya en sus 60s. con su cabello totalmente blanco de canas, desde las innumerables arrugas que atraviesan su cara, más acentuadas aún desde lo enjuto de su cuerpo, todo músculos y tendones, parece tener más años. Parece ser más viejo. En el antebrazo derecho tiene viejas cicatrices de intervenciones quirúrgicas que luego de una caída en una carrera, “rodada muy fiera” según él, le quedaron de seña, a lo que se suma la pérdida de movimiento en dos de sus dedos. También perdió muchos dientes y una fractura en la mandíbula, que extrañamente cruje y es perfectamente audible, a veces cuando habla, lo que produce un efecto desagradable hasta tanto uno se acostumbra. Tiene toda la imagen de un hombre que ha sufrido mucho y que ya está acostumbrado a las penas y convive con ellas resignado. Vive solo, en una casa de material, de las antiguas que quedaron abandonadas. El techo está en malas condiciones y los días de lluvia se le llena de agua. No tiene por supuesto agua ni luz eléctrica. Se alumbra con un viejo farol a queroseno. - ” Cuando tengo” - . El interior de su vivienda es muy escaso de muebles. Una cama tipo “catre”, en donde no se advierten ropas de cama otras que no sean algunos cobertores tipo “frazadas moras” de mala calidad. Una mesa bastante deteriorada , un par de sillas en mal estado y algunas banquetas hechas artesanalmente. Tenía allí un “banquito”, para llamarlo de alguna manera, confeccionado en madera de ceibo que se destacaba por su liviandad y fácil traslado, y que simplemente consistía en un tronco el que desbastó a cuchillo hasta dejarle un par de apoyos en los extremos y alisada la parte superior como asiento. Mediría unos 40 o 45 cms. de largo por 20 de ancho y el espacio que lo separaba del suelo no superaba los 15 cms. Toda una joya de ergometría rural. Viejas reminiscencias quizás del cráneo de vacuno resignificado como asiento y cuya imagen nos traen los relatos históricos de nuestra campaña. Hugo lo utilizaba para sentarse a la sombra de los árboles a reparar los “tramayos”- redes de pesca- y armar los espineles cuando se acercan los tiempos de salir al Lago. Hugo pretende, con no demasiado éxito, ganarse la vida pescando. El se siente pescador. Se identifica como tal. Para los restantes pobladores de Cardoso también, esa es su identidad, profesión y oficio. Es un trabajo zafral nos explica. Cada tanto se junta con otros pescadores que viven en San Gregorio y se van con sus botes y sus artes de pesca lago adentro y establecen campamento en sitios predeterminados en donde colocan sus “tramayos” o sea sus redes, y sus “espineles”. Este último consiste en una línea de cuerda, en el caso del que utilizó para explicarnos, de nylon, de unos 100 metros, a la cual llama “madre de espinel” de la cual a unos 40 cms. de distancia uno del otro, se le colocan líneas de un metro aproximado en cuyo extremo hay un anzuelo. Este sistema, se “fondea”, es decir se le ancla con una piedra o similar de buen peso, por uno de sus extremos en el lugar elegido, y el otro se asegura en algún sitio fijo en la costa. Todos los días utilizando el bote se revisa el espinel a ver si se ha enganchado en los anzuelos algún pez, de ser así se los retira y se los colocan en grandes bolsas de arpillera dentro del agua para mantenerlos vivos, bolsas que continuamente mueven y cambian de lugar para que los animales pescados, estén en agua limpia y oxigenada, de lo contrario mueren y pierden el producto de la pesca, se coloca nuevamente carnada y así sucesivamente. Las redes están reglamentadas y cada tanto Prefectura Nacional Naval o Inspectores del Ministerio de Ganadería y Pesca, controlan y ante la infracción se incautan de todo, lo cual implica un grave perjuicio económico. Lo más controlado es el tamaño de las mallas, suficientemente grande el entretejido que la forma, de tal manera de no capturar los peces pequeños en etapa de crecimiento manteniendo el recurso ictícola en equilibrio. También los someten a controles la policía, en la sospecha que “carneen ajeno”, es decir que por necesidad o comodidad, algunos pescadores matan ovejas en las costas . Es lo que la ley llama abigeato. Es un delito . Hugo por supuesto, dice que el no le gusta tener problemas con la ley, que la gente que anda con él, son todos gente que no se mete en “cosas raras”, si están pasando muy mal por temporales o falta de pesca, saben en cual estancia les van a dar si se acercan a pedir un “costillar de oveja pa´ salir del apuro” . O lo compran.
Las especies mas buscadas son la tararira ,el bagre y el pejerrey. Del lago nos explicaba, desaparecieron otras especies, como el dorado, el surubí , peces todos de mucho porte y también la boga y el patí. Según nos dice, cree que hay algo mal hecho en la represa que impidió que estas especies pudieran en algunos casos nadar aguas arriba a desovar y otra versión que le han comentado es que simplemente todo el monte indígena se dejó “sin montear”, o sea sin cortar, debajo del agua, al parecer por un problema de costos, al entrar en putrefacción cambió la composición del agua “y terminaron con los pescados para acá arriba”. A veces pasan hasta dos meses acampados. Depende de muchas cosas, “del tiempo”, meteorológico, una de ellas, la otra muy importante es lograr los modos de comercializar el pescado obtenido, que los intermediarios en el proceso, gente de Tacuarembó y de Rivera, se arrime hasta donde están acampados, lo que en la mayoría de los casos debe realizarse, permiso mediante, a través de las estancias, en algunos caso los menos, en lanchas a motor que viniendo desde Rincón del Bonete o San Gregorio, traen los compradores de la ciudad, para lo cual tienen que tener la infraestructura consistente en grandes contenedores con hielo para la conservación necesaria. Casi todo el producto de la pesca artesanal termina en Rivera donde hay una importante demanda de pescado de río.




También nos explica que cada expedición de pesca le significa un desembolso importante de dinero, tiene que llevar provisiones suficiente para mantenerse: fideos, galleta, grasa, harina, arroz, alguna bebida para combatir el aburrimiento y el frío, generalmente consiguen caña blanca brasilera, tabaco el que fuma, sal, etc. por lo que siempre tiene que tener algún dinerito guardado. Como no se tiene demasiada fé en la voluntad, ya que cuando toma algunas copas se olvida de todo, aparta algo y le paga el pedido por adelantado a Vico. El mantenimiento de su bote también implica algún gasto.
En Cardoso, mano invisible del mercado mediante, con demanda casi inexistente, en los hechos sólo hace pesca de subsistencia y un algo que vende en el pueblo, o a veces si ha traido algunos bagres buenos de tamaño los cambia por huevos “ o una paleta de oveja”,etc.. en ocasiones alguien de las estancias mas cercanas, usualmente patronos que han venido al establecimiento, le hacen un encargue específico para consumo inmediato o para la fecha en que viaja de regreso a Montevideo y quiere llevar consigo pescado fresco de río.
Se considera otro de los grandes perjudicados por la falta de luz eléctrica. Sin ella no tiene hielo. Sin hielo no puede conservar lo pescado. Si no puede conservar no sale ya que es carne que rapidamente se descompone, un circulo perverso sin solución. En los períodos que no está “acampado” pescando, como es del caso ahora, trabaja una pequeña quinta que le aporta algunas hortalizas y verduras. Se muestra orgulloso sus canteros de tomates, lechugas, zanahoria, cebolla de verdeo, etc.
También acepta y hace: “cuando estoy parado me abrazo con lo que venga”, todo tipo de changas, actividad que tampoco abunda. ( Continuará)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Parte II . El viaje y el Pueblo*

* Versión de autor abreviada y adaptada






Recuerdos de una Etnografía (continuación)


II - Capítulo Teórico Metodológico

“En otras palabras, hay toda una serie de fenómenos de gran importancia que no pueden recogerse mediante interrogatorios ni con el análisis de documentos, sino que tienen que ser observados en su plena realidad. Llamémosles los imponderables de la vida real.”
Los Argonautas del Pacífico Occidental.
Bronislaw Malinowski

Lineas generales de investigación

El trabajo de campo se llevó a cabo utilizando técnicas que combinaron observación, observación participante, entrevistas abiertas y conversaciones no formalizadas como tales, Al campo, se viajó en tres oportunidades, instalándonos por espacio de tres días a la primera a título exploratorio en el mes de enero, para regresar ya con mejor panorama y adecuado equipamiento en febrero por espacio de 10 días.
El tercer viaje, del que nos ocuparemos en las conclusiones , surge como hecho etnográfico potente y se encadena con esta investigación desde fuerte interacción con la alteridad en nuestro trabajo en el campo. Duró este en medición humana solo un día. Significó a nuestra investigación todo un inmensurable tiempo antropológico.



La pretensión etnográfica sabido es, se visualiza en el diálogo con el Otro. Una de las situaciones de campo determinante en la articulación de vínculos de relación, en términos de Geertz, nuestra cardocera “riña de gallos” , se construyó en el repetido episodio de recorridas a caballo por el pueblo y sus aledaños , invitación - con mucho de desafío - que me realizara Pepe, uno de los informantes claves. Varias cervezas después, algunos poco presentables salamines y mucha dura y maciza galleta de “campaña” mediante, compartidas a la sombra de centenarios “paraisos” y el relato de su historia de vida, bastante sui generis hizo que entre dimes y diretes, ganamos en confianza primero y en amistad después.
En ocasiones también será motivo de recurrir a todas mis reservas de paciencia ante sus inopinadas visitas . Hoy confieso, las recuerdo con nostalgia.





De la mano “del Pepe” encontramos a Augé. No en modernos subterráneos ,sino en voluntariosos caballos que resoplaban contentos con el paseo. Extraño mundo casi sin gente. También encontramos y allí permanece, el pueblo-memoria, a modo que el pensamiento levistrausiano nos advierte... diluyéndose.

III - Capítulo Etnográfico

“ (...)El Emperador había bajado ya de la torre y se adelantaba a caballo hasta mi, lo que estuvo a punto de costarle caro, porque el animal, aunque muy manso, como no estaba hecho a una apariencia como la mía , semejante sin duda para el a una montaña en movimiento, se puso de manos del espanto (....)
Viajes de Gulliver. Jonathan Swift.

El viaje

“A las 5 y 30 entramos en la rada de Recife mientras gritaban las gaviotas y una flotilla de vendedores de frutas exóticas se apretujaba contra el casco.¿ Un recuerdo tan insignificante , merece ser fijado en el papel?" Tristes Trópicos. Claude Lévi-Strauss



La partida.
Toda Etnografía se constituye y edifica en el viajar . También los viajeros. También es en este espacio de viaje , donde comienzan a construirse los relatos que sin agredirse, se obedecen unos a otros y se diseñan uno sobre otro, cual estratos arqueológicos, ordenados en un paciente quehacer descriptivo, desde un hacer hermenéutico, desde la voz del discurso que se lleva y traslada , que presumimos, y es de buena salud epistemológica sospecharlo, sesgado de etnocentrismo residual , que aquí lo tomamos en el sentido que le da Romero :

“El etnocentrismo como tal no es privativo de las sociedades occidentales ni de las sociedades en si, hay autores que hablan de un “etnocentrismo de clase”, de “grupos de status” e incluso de un “etnocentrismo socio-profesional.” Romero, s/d :23

Son tiempos también de intensos viajes hacia el yo, el etnólogo da sus pasos vacilantes en el rito de paso desde donde nacerá y se construirá como antropólogo. O no.
Es decir, siguiendo el decir de Da Matta:

(...) En esta etapa , o mejor, en esta dimensión de la investigación ya no me encuentro dialogando con indios de papel, sino con personas(...) Me encuentro haciendo frente a mariposas nocturnas y enfermedades.” Da Matta, R., 1999 :264

En el relato autocrítico de sus sentimientos, desde sus angustias y sus miedos, desde la incertidumbre de no lograr respuestas:
¿ Por qué estamos aquí? . Afortunadamente, felizmente, pronto se descubre.

El escenario etnográfico. Estar ahí... extranjero en mi país.

“Pido a los santos del cielo que aclaren mi pensamiento:
les pido en este momento que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria y aclaren mi entendimiento”
Martín Fierro. José Hernandez

“(...) la ciudad es ruido, rumor, estrépito “ Auge,M., 1998: 117,



Encontramos en Cardoso Grande, al contraste, la serenidad. La naturaleza allí está en armonía, incluye en ella la gente que la habita, se manifiesta esta sensación en toda la gama de dimensiones de los sentidos, en una más justa relación proxémica con el escenario, dentro de una medida humana.


Se divide, en obligada convivencia, entre casas habitadas, que son las menos, y las ruinosas , vestigios de paredes caídas y techos colapsados sobre si mismo.



Enfrente a nuestra carpa, en otros tiempos importante avenida, una de ellas; abandonada construcción sostenida sobre sólidos cimientos en piedra, con grandes ventanales y puertas en madera dura, techo de chapas , zinc de calidad, 200 metros cuadrados de edificación, subsuelo acondicionado como sótano, a la usanza de las casonas españolas, mas de 1000 metros cuadrados de terreno, con señales de enjardinados y su patio interno de estilo español colonial, que desde su deterioro dialogan de esplendor con las paredes cubiertas de azulejos españoles y el orgulloso viejo aljibe que domina, desde su aún , el centro de ese espacio.




A la mirada, al extrañamiento, se producen emociones importantes y también contrapuestas. Es difícil describir la riqueza cacofónica de un amanecer en Cardoso. Los innumerables lenguajes que se producen a las primeras luces de un nuevo día, crean un estrépito, tanto más extraordinario cuanto que desconocido desde donde venimos y... ¿ vivimos?

2- El Pueblo

Cuando en una intersección de caminos, sujetado a los postes y “piques” de un alambrado, nos encontramos de sopetón con un letrero construido en tosco tablón de madera ,escasamente pulimentada, desde donde letras primorosamente caligrafiadas en pintura, nos obsequiaban un alentador:




“BIENVENIDOS A CARDOZO GRANDE ”.

Así. Con zeta.


Intuimos entonces y tomamos como señal, que lo que fuéramos a encontrar, estaría mas o menos materialmente en ruinas, pero que latente en aquel lugar al modo que fuere, encontraríamos una importante carga de energía humana vital.
En una mañana de verano, bastante fresca para la época , llegando, transitamos por lo que parece hubiere sido otrora una Avenida . Desde el amistoso cartel de bienvenida hasta las primeras construcciones del pueblo, distan unos 5 kilómetros, “legua y pico” para los del pueblo, estos últimos kilómetros , ya verdaderos “infernales” caminos de campaña . Las huellas de vehículos, personas y animales mantienen el dibujo de la calle, que está bordeada a ambos lados por una simétrica línea de árboles “paraísos” de aspecto muy añoso . En este territorio de unas 60 hectáreas, limitado al N.O y al S.O. por el agua del embalse de la Represa del Rincón del Bonete, se encuentran las 45 viviendas censadas en 2004, de las cuales únicamente están ocupadas 18 .
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Cardoso cuenta con 47 habitantes; 25 hombres y 22 mujeres. A la observación etnográfica, y con el alto grado de movilidad de los residentes adultos varones en trabajos zafrales, y los egresos escolares de los cuales algunos emigran a continuar estudios estimamos mayor la población .




La disminución en cantidades es sostenida , a título de ejemplo, en 1963 arrojaba 196 habitantes, ya en 1985 había descendido a 85
“Cuando Cardoso Grande tenía 1.500 habitantes, Montevideo tenía mas o menos 500.000, ese es el punto de comparación. Paso de los Toros probablemente tendría 3 o 4 mil, para la misma época.” Un informante.
Allí golpeamos las manos y nos atendió Cardoso Grande en toda su espléndida sencillez.




Explicar lo que la Antropología Social buscaba allí, dejó un sinfín de anécdotas y experiencias , sin duda rico material para varios capítulos risueños. Algo de Laura Bohanan leyendo Shakeaspeare en la selva.
El campamento – la carpa y sus artefactos, -muchos bajo sospecha de inútiles - quedó finalmente instalado a unos 150 metros de las orillas del lago.








En realidad, todo lo que nos rodea es tierra fiscal, expropiada por el estado o abandonada por sus dueños o sea: “de naides y de todos” . No obstante no es la opinión dominante por estos lares y es por lo tanto las reglas del lugar las que respetamos.
Desde la ubicación de la carpa, la vista abarca la imagen de Cardoso al momento del trabajo de campo.




La escasez de lluvias , “la seca”, en pintoresco modismo lugareño y su consecuencia “la bajante” en los niveles de agua del lago, nos privilegió al permitirnos tener a nuestra vista , en coyuntura extraordinaria, emergiendo en las orillas, ruinas de construcciones de piedra de mucho porte, que luego identificamos en entrevistas , como los restos de lo que fuera la estación del Ferrocarril.


Allí en ese lugar, en una tarde de duro sol de enero, empezamos la dificultosa tarea, de adaptar nuestras conductas urbanas a “lo rural”, escenario en principio hostil y agresor desde nuestra ineptitud, e intentar convertirlo de hermoso lugar natural en un sitio habitable.



(Continuará)